Frailes

En 1901 el burgalés P. Enerto de Jesús (Batut), perteneciente entonces a la Provincia de San Joaquín de Navarra y residente en Chile, recibió una carta de la M. Natalia de Jesús, priora de las Carmelitas de la Paz, invitándole a fundar un convento de frailes en dicha capital. Como el destinatario estaba muy ocupado en las fundaciones chilenas, le respondió que se dirigiera al célebre orador P. Ludovico de los Sdos. Corazones (Tristany) que estaba realizando nuevas fundaciones desde 1901 en América Latina a nombre de su Provincia de Aragón-Valencia, de la cual era definidor.

El P. Ludovico viajó a inspeccionar el terreno y obtuvo enseguida licencia del General de la Orden para fundar en la capital boliviana.

Así fue como en febrero de 1903 llegaron a La Paz los dos primeros religiosos, sumándoseles poco después cuatro Padres más; todos ellos pertenecientes a la Provincia aragovalenciana.

Permanecieron en la capital hasta el 2 de diciembre de 1905 como capellanes y confesores de las Carmelitas. La fundación se suprimió por orden del Visitador General P. Valentín de la Asunción (Zubizarreta), futuro Arzobispo de Santiago de Cuba…

En 1924 llegaba de Chile el mencionado P. Ernesto a girar la visita canónica a los carmelos de Bolivia a pedido del Nuncio. Las Madres le insistieron en la fundación de los Padres y desde entonces sostuvieron un continuo carteo. Pero las cosas se fueron dilatando hasta cuando se erigió la Provincia de San Juan de la Cruz de Burgos (1927), a la cual la Santa Sede le había asignado Bolivia.

El Obispo diocesano D. Augusto Sieffer CSSR, debiendo ausentarse para sus visitas pastorales, encomendó activar el asunto al Nuncio Mons. Gaetano Cicognani, más tarde Cardenal, quien escribió el 15 de abril de 1927 al P. Ernesto ofreciéndole la posibilidad de fundar en el mejor barrio de la ciudad.

El Provincial de Burgos P. Marcelo del N. Jesús (Ibáñez), con fecha 24 de abril de 1928, le ordenó al P. Ernesto, que a la sazón era prior de Montevideo, viajara a Bolivia a estudiar el asunto.

El 14 de enero de 1929 el Arzobispo concedió la licencia y el 24 del mes siguiente se celebró la primera Misa, comenzando la vida comunitaria los PP. Ernesto y Eduardo de Sta. Teresa (Hernández); este último como superior

Fuente: Fr. Rafael Mejía Maya, Los Carmelitas Teresianos en América Latina.